Red de polos de emprendimiento: dinamizar el entorno rural gallego

CLIENTE

Impacto

Diseño y facilitación de 2 talleres con los principales agentes del ecosistema estableciendo una red robusta de colaboración entre actores territoriales.

Train the trainers”: capacitación del personal técnico de la Red de polos.

Antecedente

Los territorios rurales y ciudades intermedias se encuentran en un punto de inflexión crucial ante la transición hacia la sostenibilidad. El Pacto Verde Europeo ha movilizado recursos sin precedentes para impulsar transformaciones críticas en áreas como la agroalimentación, el hábitat, la transición energética y la economía circular. Esta coyuntura representa una oportunidad para revertir años de declive territorial y generar nuevas fuentes de prosperidad y empleo.

Problema

Los modelos tradicionales de innovación y desarrollo territorial resultan insuficientes para abordar la complejidad de la transición sostenible. Se requería evolucionar desde los marcos convencionales de innovación (parques tecnológicos, universidades y aceleración) hacia un nuevo marco que permitiera gestionar la transformación territorial de manera integral, involucrando activamente a la comunidad local en iniciativas emprendedoras.

Reto

¿Cómo implementar un abordaje sistémico que impulse el empleo del futuro en los territorios, asegurando una transición justa y sostenible? Y, específicamente, en Galicia, ¿Cómo explorar líneas de trabajo para dinamizar los territorios, especialmente en los entornos no urbanos, generando sinergias entre los agentes implicados y haciendo prosperar el tejido empresarial y comercial?

Solución

Desarrollamos una metodología de intervención territorial basada en la experiencia internacional de Impact Hub y el modelo exitoso de las «Agendas Compartidas» de Lleida, reconocido por la OCDE.

La implementación se realizó comarca por comarca, aprovechando la capilaridad de la Red de Polos de la Xunta de Galicia y organizaciones colaboradoras locales.

El proceso se estructuró en tres ámbitos clave: la adaptación a las grandes transiciones (energía, agricultura, economía circular), el desarrollo de especializaciones alineadas con la identidad territorial, y el fortalecimiento de capacidades locales para gestionar el cambio continuo. Este enfoque ecosistémico permitió crear estructuras informales efectivas que complementan los marcos institucionales existentes.