Se logró sensibilizar a las personas participantes de las actividades acerca del impacto medioambiental que generan haciendo la compra y cómo pueden contribuir a reducir la huella de carbono a través de sus hábitos.
En el año 2021, Barcelona fue la Capital Mundial de la Alimentación Sostenible. Al mismo tiempo, con una subvención consolidada del Ayuntamiento de la ciudad, se abrió una nueva línea de financiación relacionada con esta materia. Junto a Inédit y Fundación Surfriders se planteó una propuesta conjunta para idear un proyecto vinculado al impacto de la alimentación en el medio ambiente.
Se calcula que un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero, producidas por el ser humano, se relaciona con los alimentos. La manera en la que comemos tiene un fuerte impacto en el planeta, sin embargo, afortunadamente es uno de los aspectos de nuestra cotidianidad más fáciles de modificar.
Concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de mejorar sus hábitos relacionados con los alimentos que compran, preparan y consumen, y ofrecerles recursos que les permitan hacer un consumo responsable de productos y servicios que les ofrezcan un estilo de vida sostenible.
Se llevaron a cabo campañas de sensibilización sobre esta problemática y se ofrecieron alternativas realistas y sostenibles capaces de impactar positivamente en el territorio y la economía local, así cómo en la mitigación de la emergencia climática.
Se contemplaron dos ejes de acción: por un lado, las consecuencias del modelo actual y por otro, alternativas viables para mejorar los hábitos actuales. Además, el proyecto ha invitado a 8 prescriptores (periodistas, instagramers, emprendedores/as, etc.) a sensibilizarse en esta problemática a través de experiencias que mostraban el impacto del modelo de consumo actual. Posteriormente, se realizaron talleres acerca de la medición de la huella de carbono de la propia cesta de la compra. Por último, se analizó el impacto del packaging y del despilfarro de alimentos en nuestra biodiversidad y en el aumento de la temperatura terráquea.
Con la información recolectada durante diferentes sesiones, se diseñó una campaña de concienciación ciudadana que con el apoyo de los prescriptores buscaba alcanzar un público menos familiarizado con la problemática y presentarles alternativas de consumo.
