Durante mucho tiempo, emprender ha sido sinónimo de velocidad, de crecer, escalar y levantar una ronda detrás de otra. Pero algo está cambiando, cada vez más personas deciden emprender no solo con el objetivo de ganar dinero, sino que también pretenden resolver problemas reales, generar oportunidades donde no las había y construir un futuro más justo y sostenible para todo el mundo. Y es aquí, en este punto de convergencia que une rentabilidad y propósito, donde nace una nueva forma de hacer empresa: el Cuarto Sector.

El Cuarto Sector es un territorio emergente donde confluyen lo mejor del sector público, el privado y el social. No es una ONG, pero tampoco es una empresa tradicional ni una entidad pública; hablamos de organizaciones híbridas que nacen con un propósito claro, el de generar un triple impacto económico, social y ambiental, sin renunciar a la sostenibilidad financiera del negocio.

En este nuevo paradigma, las llamadas startups de impacto ya no solo buscan solucionar problemas de mercado, sino también de su comunidad. Sus métricas del negocio no se limitan a una cuenta de resultados, sus métricas del negocio incorporan indicadores de valor social, regeneración ambiental o inclusión laboral. Son, en resumen, empresas con alma, diseñadas para aportar a la sociedad algo más que productos o servicios.

Del storytelling al storydoing, emprender con propósito

Vivimos rodeados de marcas que nos hablan continuamente de propósito, pero son pocas las que lo integran realmente en su modelo de negocio y lo desarrollan para alcanzar algo más que el beneficio económico.

Pero el propósito no es un eslogan, es una brújula estratégica. Emprender con propósito implica tomar decisiones difíciles, implica renunciar a caminos más rentables a corto plazo para construir algo que a largo plazo tenga un impacto real. Emprender con propósito significa diseñar un modelo que no sólo funcione en una cuenta de resultado, sino que mejore la vida de las personas y del planeta. Y este cambio de mentalidad está siendo liderado por una generación emprendedora que, más que levantar unicornios, quiere construir cebras: empresas que combinan rentabilidad y responsabilidad, escalabilidad y raíz, tecnología y humanidad.

ISIFARMER, o como cultivar impacto desde la ciudad

En mi caso, cofundé ISIFARMER a partir de una idea muy sencilla: ¿y si lográramos que cualquier persona, aún sin experiencia previa, pudiera convertirse en agricultor urbano, con un empleo digno, que produce y distribuye alimentos de una manera más sostenible, y que reactiva el tejido de su comunidad?

Lo que nació como una intuición hoy es una red creciente de microemprendedores que cultivan vegetales en sistemas de Agricultura de Entorno Controlado (CEA) en espacios urbanos que habían caído en desuso o estaban infrautilizados. Desde micro-granjas urbanas, equipados con tecnologías de agricultura vertical y distribuidos por la ciudad, casi una docena de personas cultivan vegetales frescos, saludables, sostenibles y de proximidad, conectando producción y consumo en un radio de corto alcance, con un modelo Km0 real.

El modelo de ISIFARMER se apoya en el ODS 8, creando empleo decente y crecimiento económico local, como motor para incidir directamente tanto en el ODS 1, al atajar situaciones de alta vulnerabilidad y exclusión socioeconómica que conducen a la pobreza, como en el ODS 12, al basarse en un modelo que aboga claramente por una forma de producción y consumo responsables. Además todo esto es posible gracias a un ecosistema de alianzas, por lo que también incide en el ODS 17, al incluir en el modelo desde entidades del Tercer Sector hasta empresas tecnológicas, universidades o administraciones públicas.

Pero más allá de los ODS, lo importante es el impacto real que ISIFARMER genera: personas en situación de vulnerabilidad que hoy tienen una fuente de ingresos, barrios que se reactivan, personas que descubren otra forma de emprender. Desde ISIFARMER, hoy estamos cultivando algo más que vegetales, hoy estamos sembrando oportunidades reales donde antes solo había precariedad o exclusión. 

El Cuarto Sector, una nueva generación emprendedora

El Cuarto Sector no es una teoría, es una forma de hacer práctica y real; no hay que esperar a que el sistema cambie, podemos empezar desde abajo, desde lo local, desde lo posible; es una forma de hacer negocios que permite reconfigurar las reglas del juego. Pero no debemos olvidar que cada nueva startup de impacto es una semilla, y como toda semilla, necesita tierra fértil, cuidados, tiempo y paciencia.

Algo he aprendido a lo largo de estos años, cuando el propósito es claro el impacto es real. Hoy, más que nunca, necesitamos proyectos que no solo escalen, sino que transformen el mundo en el que vivimos; porque el impacto no es una consecuencia, el impacto es una decisión que se convierte en acción.

¿Y si la próxima startup de impacto la fundaras tú?